La capital griega albergó el pasado mes de junio el 19 Congreso Anual de la Asociación Europea de Medicamentos Genéricos (EGA, por sus siglas en inglés), un encuentro en el que se recalcó el papel clave de los fármacos genéricos y biosimilares en la sostenibilidad de los sistemas sanitarios europeos.
Gudbjorg Edda Eggertsdottir, presidente de la EGA, destacó que las compañías de genéricos garantizan tanto puestos de trabajo de alta calidad como conocimientos técnicos, por lo que en la actualidad juegan un papel fundamental en Europa. Además, según su criterio, “estas industrias estratégicas benefician a la sociedad y a los pacientes” y aumentan la competitividad y capacidad innovadora.“La EGA está lista para trabajar con las autoridades europeas y nacionales para que el concepto de fabricación sostenible sea una realidad en el continente, por lo que solicitamos a la Comisión Europea que consolide el papel de los medicamentos genéricos y biosimilares en los países miembros. Y que sitúe a estos fármacos en un lugar fundamental dentro de su política industrial”, añadió.
En paralelo, la presión regulatoria sobre los fabricantes de fármacos es mayor, con una nueva legislación en proyecto aplicada en campos tan diversos como medicamentos falsificados (con una directiva de coste calculado en mil millones de euros a los que deben otros 200 millones anuales), farmacovigilancia, variaciones, transparencia y ensayos clínicos. Otro ejemplo es el plazo impuesto por la Comisión, que acabó el 2 de julio, para que se envíe la documentación que acredite que se cumple con las buenas prácticas de fabricación o con normativas parecidas para la importación de principios activos farmacéuticos.
“Por estos motivos, es fundamental para nuestro sector que los legisladores observen el equilibrio preciso entre el aumento de los requisitos regulatorios y la presión continua sobre los precios para conseguir este entorno industrial sostenible que está poniendo contra las cuerdas a los fabricantes de genéricos, especialmente en el sur de Europa”,apuntó Beata Stepniewska, directora general en funciones de la EGA.
Como apuntó esta experta, la experiencia de países como Alemania o Países Bajos muestra que el establecimiento de las subastas crea un mercado insostenible,con graves consecuencias para la industria y para los pacientes, a causa del desabastecimiento.Por otro lado, el recorte de los precios es la principal amenaza a la sostenibilidad del sector y afecta a la mayoría de países, una situación especialmente grave en el caso de los biosimilares, que eran tratados como Equivalente Farmacéutico Genérico respecto a las condiciones de precio y reembolso, pese a que su desarrollo puede precisar de más de ocho años, con un coste de entre 100 y 250 millones de euros.
“El gasto en salud ha caído en Europa por primera vez desde 1975 aproximadamente en un 0,5%, por lo que hay una necesidad urgente de promover cuidados sostenibles a largo plazo. Y los medicamentos genéricos y los biosimilares tienen un papel que jugar en el campo de los profesionales que aportan cuidados sanitarios bajo una presión financiera creciente: proporcionamos medicamentos de mayor valor”, resumió Gudbjorg Edda Eggertsdottir.