Una de las partidas con un peso creciente en el presupuesto sanitario en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) según un informe de 2013 es la factura farmacéutica. Sin duda al incremento notable de la factura contribuyen los medicamentos biológicos de dispensación fundamentalmente en hospitales. Se estima que en el conjunto de los países de la OCDE si se incluyen los medicamentos hospitalarios la factura asciende al 20% del gasto sanitario, y en el caso de España, hasta el 25%.
El fuerte y creciente impacto económico de los medicamentos biológicos hospitalarios en la factura farmacéutica se explica por su elevado coste de investigación, desarrollo y fabricación. Lejos de reducirse, IMS Health y otras organizaciones prevén un incremento aún mayor en los próximos años. IMS estima que las ventas totales de biológicos representarán en 2017 un total de 166.000 millones de dólares, lo que supondrá el 15% del mercado farmacéutico mundial en gran medida atribuible al uso generalizado de anticuerpos monoclonales.
Estas previsiones reflejan que el consumo en medicamentos tendrá un impacto presupuestario creciente para los sistemas nacionales de salud, que tendrán muy serias dificultades para asumirlo. Un impacto que se prevé insostenible.
Debe garantizarse el acceso de los pacientes a los medicamentos biológicos pero mitigando los efectos económicos perjudiciales que conllevan. El alza en la demanda de biológicos, unida a la expiración de patentes, ha fomentado el desarrollo y lanzamiento de los medicamentos biosimilares: medicamentos biológicos de calidad y equivalentes a los originales en su eficacia y seguridad, pero con un precio significativamente menor. La necesidad de reducir la factura manteniendo calidad ha aumentado la penetración de los biosimilares. Esto deriva en unos efectos positivos para los pacientes y para los sistemas sanitarios, que mediante la incentivación del uso de biosimilares pueden mantener la calidad a menor coste.
Se estima que el biosimilar se lanza con un descuento de entre un 20 y un 35% respecto al producto de referencia. Un informe estimó que sólo en la Unión Europea la sustitución de biológicos originales por biosimilares asumiendo un ahorro promedio de hasta un 35%, permitiría liberar entre 11.800 y 33.400 millones de euros entre 2007 y 2020 en ocho países de la UE entre los que se encuentra España. Este dinero, que de facto podría contabilizarse como ahorro puede luego destinarse a la adquisición de medicamentos innovadores u otros recursos sanitarios para beneficio de los pacientes.
Por eso el biosimilar se erige como una opción a recomendar ante la necesidad terapéutica de un biológico.