El Global. Los fármacos biosimilares se presentaron en el mercado como una opción para democratizar el acceso. Así lo han visto la mayoría de administraciones europeas, si bien algunas han alcanzado cotas muy altas que podrían poner en peligro aquellas terapias de las que se valen para generar ahorros. El pasado 30 de junio, durante una reunión del Infarmed —la Aemps portuguesa— se pusieron diversos ejemplos de rebajas de precio a fármacos biológicos para aumentar su cuota de penetración en el mercado. Uno de ellos fue el caso filgrastim, cuya cuota en el país luso, según aseguraron sus decisores, ha alcanzado el 100 por cien tras una depreciación del 77 por ciento respecto al medicamento biológico de referencia. 'De tener una factura de 7,5 millones de euros hemos pasado a menos de 2 millones de euros', se defendió durante la jornada.