BioSim acoge favorablemente las recomendaciones para el fomento de los biosimilares que la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, AIReF, recoge en su estudio sobre “Gasto hospitalario del Sistema Nacional de Salud: farmacia e inversión en bienes de equipo”, publicado a principios del mes de octubre.
En palabras de su directora general, Encarnación Cruz “nos es muy grato constatar que las medidas que
BioSim ha venido propugnando desde su fundación son manifiestamente promovidas por la AIReF”.
En concreto, los programas formativos para profesionales sanitarios y la información a los pacientes, las propuestas para un marco normativo específico y una compra pública de medicamentos competitiva y basada en criterios de calidad más allá del precio han sido parte importante de la actividad de BioSim desde su inicio en 2015.
Adicionalmente, BioSim encuentra perfecta cabida para sus objetivos presentes en otras medidas propugnadas por la AIReF, como “sugerir modelos de incentivos y una mayor claridad sobre la intercambiabilidad y la seguridad jurídica ante el cambio, en línea con otros países europeos, es un respaldo a los proyectos de ganancias compartidas que esperamos arrancar en los próximos meses”, continúa Cruz.
Desde su introducción en el mercado farmacéutico español en 2006, los biosimilares han supuesto un importante alivio económico para la factura farmacéutica del SNS, en concreto en el gasto en farmacia hospitalaria.
Para los próximos tres años se espera un ahorro de más de 2.800 millones de euros. La cifra avanzada por la AIReF se basa en el informe del Análisis de impacto presupuestario de los medicamentos biosimilares en el Sistema Nacional de Salud de España (2009-2022) dirigido por el profesor Manuel García Goñi (UCM) y encargado por BioSim, que la Asociación presentará de manera íntegra en noviembre.
En el contexto actual de crisis económica derivada de la pandemia de la COVID-19, los biosimilares se revelan una vez más como herramienta de sostenibilidad para el SNS. Maximizar los ahorros futuros que pueden ofrecer a nuestro sistema sanitario pasa por poner en marcha políticas específicas más ambiciosas que establezcan incentivos alineados y transparentes para fomentar su utilización y que permitan que parte de los recursos liberados revierta a los servicios clínicos para una mejora de la calidad asistencial a los pacientes. Todo ello sin olvidar que la formación a facultativos e información a pacientes y ciudadanos en general ha de seguir siendo el pilar sobre el que pivote cualquier iniciativa en este sentido.