Hace ya más de una década de la irrupción de los biosimilares (medicamentos biológicos muy similares a otro ya existente) en el mercado. Aunque a día de hoy hay en Europa alrededor de medio centenar ya aprobados, referidos a una docena de biológicos originarios –y en los próximos años se espera que la cifra aumente considerablemente, lo que ya anticipa el impacto que están llamados a desempeñar–, su empleo aún parece no terminar de calar entre una parte del colectivo médico y los pacientes.