La autorización de medicamentos biosimilares, de origen biotecnológico, en los países del Área Económica Europea (AEE), como España, está sujeta a un procedimiento centralizado. Es decir que es la Agencia Europea del Medicamento (EMA), ubicada en Ámsterdam, la institución responsable de evaluar el dossier (o expediente) que recoge los estudios realizados con el candidato a biosimilar, y emitir un informe respecto a la acreditación, o no, de biosimilitud. Los evaluadores de la EMA son expertos que pertenecen a las agencias reguladoras de cada uno de los estados miembros.
La EMA fue pionera en elaborar directrices (guidelines) acerca de cómo deben desarrollarse los biosimilares; es decir, acerca de los estudios requeridos para demostrar la equivalencia. Los criterios de ese marco regulatorio fueron luego reproducidos en su práctica literalidad por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y recogidos en esencia por agencias reguladoras de referencia (la estadounidense FDA, la canadiense, la japonesa y la australiana). El equipo de expertos que evalúa los expedientes de los medicamentos biológicos originales también lo hace con los candidatos a biosimilar, y necesariamente aplica el mismo criterio respecto a la exigible garantía de eficacia y seguridad. Por lo tanto, la pertenencia al AEE tiene un especial significado en el terreno de los biosimilares, por el muy particular liderazgo y reconocimiento que se atribuye a la EMA respecto a la experiencia en los requerimientos regulatorios exigibles, y en la evaluación pre-comercial de estos productos.